Seguramente
alguna vez has visto o jugado con el Tangram.
El Tangram es un juego didáctico
que viene de la China antigua, y cuenta la leyenda que hace casi dos mil años,
un emperador chino que ya no era para nada joven, por fin tuvo un hijo, el
heredero esperado por mucho tiempo. Pasaban los años y el niño crecía sano pero
una cosa preocupaba al viejo emperador: ese hijo, el futuro soberano del país,
no quería estudiar. Lo que más le agradaba al pequeño era jugar con sus
juguetes. Para intentar solucionar el asunto, el emperador invitó a tres
sabios, un conocido matemático, un famoso artista y un distinguido filósofo.
Les ordenó inventar un juego con la ayuda del cual su hijo podría comprender
primero las matemáticas, después aprender a mirar el mundo como un artista y
hacerse paciente como un filósofo al entender que muchas veces las cosas
complejas se componen de las simples.
Algunas versiones dicen que el
Tangram tiene sus orígenes en las representaciones teatrales que se hacían en
la antigua China. Generalmente se hacían con títeres, y lo que el público veía
era la sombra de los títeres reflejada en una pantalla, los detalles de los
títeres se perdían y sólo quedaba la silueta de la figura. Los chinos lograban
así, representar objetos inanimados pero también animales o personas
en movimiento.
El juego del Tangram es algo muy parecido: con siete piezas obtenidas de un cuadrado se pueden hacer siluetas de objetos, animales o personas mediante la composición de todas ellas con diferente posición y rotación sobre las mismas, con las reglas de utilizar en cada figura todas las piezas y no superponerlas.




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